En el libro, Virginia hace una hipótesis creando una hermana ficticia de Shakespeare, llamada Judith, y básicamente lo que este personaje nos muestra es que, si Shakespeare hubiera tenido una hermana con las mismas capacidades, no habría podido surgir, que seguramente habría terminado suicidándose, ya que la frustración a la que eran sometidas las mujeres del siglo XVII no daba para más.
La escritora hace un recorrido no lineal por la literatura inglesa durante diferentes siglos, y habla de las primeras mujeres que se atrevieron a escribir. La voz narrativa da lugar a un personaje creado por la autora, Mary, que nos va contando a través de experiencias todo lo que ella quiere expresar. Nos propone el concepto de androginia y de una distinción de géneros a la hora de crear. Es decir, crear desde la dualidad que todos los seres humanos poseemos. Virginia dice que cada uno disponemos de aspectos femeninos y masculinos, pero que desarrollamos uno de los dos con más fuerza. Además, afirma que las mejores mentes son las mentes andróginas.
El título del libro hace referencia a esa independencia tanto de espacio como económica que debe tener una persona a la hora de crear. Las mujeres, antes y después del siglo XVII, en primer lugar no tenían habitaciones propias, de ahí el título de esta obra. Todo lo tenían que hacer en la sala común donde irrumpía gente, y eso no dejaba crear. Y en segundo lugar, dependían económicamente de sus maridos. El resumen de su conclusión está en esta frase:”Una mujer tiene que tener dinero y una habitación propia para poder escribir novela”.
Este ensayo es un instrumento para reivindicar la independencia de la mujer del siglo XX, alejada de las tareas impuestas por la tradición de la sociedad patriarcal y que le permita concentrarse en su actividad intelectual. Una habitación propia te abre la puerta hacia una reflexión con criterio sobre la literatura y el papel de las mujeres en él. Leer a Woolf me ha enseñado a leer con perspectiva de género y me ha cambiado la forma de ver el mundo y la historia. A partir de su lectura vislumbré la verdad sobre cuestiones que ahora me parecen obvias, pero en las que antes no reparaba mucho. Como, por ejemplo, que la historia de las mujeres en el mundo no se estudie ni se imparta en las aulas. Para finalizar, he de decir que es un libro que todos y todas deberíamos leer, ya que ofrece una formación al lector en el ámbito feminista.
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