Entrada escrita por Nayib Jatri (1º Batx_B)
La Broma Asesina, ECC Ediciones, 2016 |
La década de los 80 fue extraordinaria para la industria del cómic. Autores como Frank Miller, Mike Mignola, Grant Morrison, etc, se hacían hueco en la industria, y poco a poco empezaron a cambiar el rumbo del tebeo convencional. Muchos artistas, muchas obras, mucho talento, pero el verdadero protagonista del cómic en los 80 fue el gran Alan Moore. Su conocimiento del género y su facilidad para expresar en una viñeta el mensaje del cómic hacen que esté por encima de sus coetáneos. Yo veo a Alan Moore como el Tarantino del cómic. Cada trabajo que hace es considerado una obra de culto -con razón- y lo difícil lo hace fácil.
En cuanto al guión, Moore no cuenta una historia más de Batman contra el Joker. No, Moore va al origen del problema. Mediante flashbacks (un recurso que Tarantino emplea mucho en sus películas), vemos la verdadera historia del Joker y qué es lo que realmente le ocurre a él para convertirse en el Joker. A pesar de que Batman es la cara de este tebeo, el Joker es quien toma realmente el protagonismo de la obra, ya que él mismo es el hilo conductor de la historia. La descripción de los personajes es irónica, puesto que Moore consigue que el malo te caiga tan bien como el bueno. Es decir, a pesar de todas las atrocidades que comete el Joker, quieres que al final de la historia salga vivo. Realmente es un paso muy valiente que Moore dio en su momento, pues en los años en los que Moore empezó a hacer sus primeros trabajos, los cómics estaban muy marcados y nadie se arriesgaba tanto como lo hizo él. De hecho, el paso que dio Moore en su día se ha visto reflejado en muchos aspectos en la industria del entretenimiento. Por ejemplo, el Joker de Heath Ledger en El Caballero Oscuro de Christopher Nolan es un personaje tan perfecto como el Joker de Allan Moore. Personalmente, creo que esta es otra cualidad que Quentin Tarantino y Alan Moore comparten: los dos saben arriesgarse y tienen su estilo propio, y así se refleja en sus obras.
El dibujo es simplemente fantástico. Brian Bolland caricaturiza a los personajes de este cómic de una forma muy realista, pero sin olvidarse de los clásicos cómics y de las animaciones de DC COMICS. Un ejemplo claro es la cara del Joker, los ojos ensangrentados y venosos, la cara llena de arrugas, los pómulos bien marcados, etc. Sin embargo, como bien he dicho antes, le da un toque clásico al dibujo usando el tradicional estilo geométrico con el que se dibujan las películas de animación de DC COMICS. El acabado triangular de la barbilla del Joker es un ejemplo del estilo que emplea Bolland en este cómic. El tintado, al igual que el dibujo, es impresionante, cada escenario es perfecto, no le falta absolutamente nada. Es cierto que los escenarios que se representan en el tebeo son bastante oscuros y lúgubres, pero Bolland distingue muy bien cada escenario y el tiempo en el que transcurre el mismo. Por ejemplo, cuando hay un flashback, en la escena no hay casi color, es prácticamente blanco y negro. Esto crea un ambiente de tristeza en el que el propio Bolland te ha sumergido. Aspectos tan insignificantes como estos creo que hacen que este cómic sea uno de los mejores de la historia.
No hace falta ser un admirador de los cómics para leer esta gran obra. Al ser un tebeo fácil de leer y al tener una historia con unos personajes muy completos y un relato muy bien estructurado, recomiendo este cómic a todo al que lea por afición. Y os recuerdo que este cómic está disponible en la biblioteca del instituto.
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